El territorio – Toponimia
El territorio
Toponimia
Nuestro eje principal se centra en el Cerro San Lorenzo, coloso que representa un hito fronterizo natural entre Chile y Argentina. Por el lado chileno se ubica en la región de Aysén, provincia Capitán Prat, y por el territorio argentino se encuentra en el Departamento Río Chico, a kilómetros al norte del Parque Nacional Perito Moreno. Es la tercera montaña más alta de la Patagonia Austral, con 3700m. Su cumbre principal se ubica en los paralelos 47°29 ‘S y 72°20’W. De acuerdo a su territorio y estructura orográfica que se emplaza en dirección Norte-Sur, se pueden constituir los siguientes límites de ubicación: Al este, Arroyo san Lorenzo y Glaciar Río Oro (Platen); al norte, Río Tranquilo y al oeste, Río Pedregoso y el Salto. Dada su particular posición, que se emplaza hacia el este, se aparta de la columna principal de la cordillera; se recuesta principalmente en la meseta suba andinas, circunscrito al noroeste por las profundas depresiones hidrográficas del río Baker y del lago Cochrane-Pueyrredón; y al sur con una dramática caída de glaciares hacia valles menores, de ríos desplayados y pequeñas lagunas.
A pesar de su majestuosidad, grandeza, diversidad biocultural y contexto histórico de este macizo, solo recién a principios del siglo XX comenzó a ser registrado en los mapas oficiales, producto de la labor realizada por la comisión limítrofes de ambos países a fines del siglo XIX e inicios del XX.
Hans Steffen, geógrafo quien realizó labores de exploración de la Patagonia enviado por la Comisión de Límites por Chile, en uno de sus viajes más significativos en la zona de la cuenca del Baker menciona: “La situación de este cerro, que por su forma exterior y abundancia de campos de nieve y hielo despierto recuerdo del Monte Blanco de los Alpes, es tan escondida, que durante todo el viaje no hemos conseguido avistarlos sino tres veces (…)”. Con esta descripción da cuenta del cerro conocido como San Lorenzo, a pesar de que fue bautizado como cerro Cochrane, por la 9º Subcomisión Chilena de Límites en 1897-98, el nombre San Lorenzo es el que prevalece, y como se le conoce actualmente. Esta toponimia es difícil de seguir, pues se desconoce de dónde proviene este nombre, incluso cuando Alberto de Agostini arribó a la zona ya estaba arraigado el nombre en la población local.
Silvia Metzeltin y Gino Buscaini, montañistas Italianos, entre los años ochentas y noventas, obtuvieron un gran conocimiento del territorio a través de sus numerosas y reconocidas expediciones de montaña e investigación en el San Lorenzo. El amor por el lugar y la sensibilidad con la población rural y, motivados por la inquietud de la falta de nombres precisos, que causaba una importante falta de referencia en la zona montañosa, comenzaron a proponer topónimos como referencia informal y manejable para montañistas, científicos, pobladores y turistas.
En su libro “El Macizo del San Lorenzo” (2004) Silvia Metzeltin menciona dos hipótesis: la costumbre española de bautizar y tomar el nombre de los santos del día del descubrimiento-levantamiento, que corresponde al 10 de agosto, día en que conmemora a San Lorenzo. También podría hacer referencia a la batalla de San Lorenzo, donde San Martín derrotó a los realistas el 3 de febrero de 1813 en Rosario, en la provincia de Santa Fe, un hecho histórico de la independencia argentina.
También, debemos destacar que luego de la ola de comisiones de límites de ambos países, De Agostini, entre el 1940 a 1943, bautizó una serie de cerros, collados, glaciares, entre otros, debido a que muchas de las denominaciones no quedaron oficialmente plasmados en la carta geográficas oficiales ni de Chile ni de Argentina, aunque sí en los mapas que él confeccionó y en el uso entre pioneros, glaciólogos, montañistas y viajeros de todo el mundo.
Nombrar la geografía es una tarea fundamental en las culturas que la habitan, y para establecer referencias. Estos nombres se vuelven costumbre y van constituyendo un espacio con una identidad propia. Cada toponimia es una historia para relatar, y en nosotros también habita el deseo de continuar nombrando y también sugiriendo, de acuerdo a la tradición exploradora y como montañista; en conjunto con la comunidad, a medida que alcanzamos y conocemos cumbres y portezuelos. Así mismo, esperamos ir fijando los topónimos antiguos, los establecidos y los que vayan surgiendo, mediante fotografías, esquicios y relatos de quienes habitan y frecuentan estos parajes.