El explorador

Alberto de Agostini

El explorador

“El cielo estaba excepcionalmente terso y totalmente libre de nubes, de modo que el San Lorenzo se destacaba nítidamente en el horizonte, hacia el oeste, como una masa cándida y puntiaguda, sobre la faja azul-violeta salpicada de manchas de nieve de la cadena andina. No tuve, sin embargo, la sensación de su grandeza e imponencia sino cuando llegué a la parte superior de los cordones morrénicos que rodean por el sur al lago Belgrano, desde los cuales se me presentó de repente su blanca cúspide, altísima, dominadora de todos los demás montes” (Alberto De Agostini)

Alberto De Agostini (1883-1960) fue fotógrafo, documentalista, montañista, geógrafo, y uno de los exploradores más importantes de la Patagonia y Tierra del Fuego del siglo XX. Oriundo de la pequeña localidad piamontesa de Pollone, en Italia, una de las cunas del alpinismo, actividad que influyó en él desde muy joven y que fue determinante en su interés por el montañismo y la naturaleza. Esta pasión lo llevaría a explorar las zonas más recónditas del Cono Sur, incluyendo la región de Aysén, complementando sus expediciones y aportando al conocimiento de un territorio prácticamente desconocido.

Luego de su ingreso, a los veintiséis años, a la Congregación Salesiana, arribó a Punta Arenas en 1910 para incorporarse al elenco de religiosos, educadores y misioneros. Desde entonces, y con ese espíritu explorador y avidez de conocimiento, comenzó su profundo interés por la naturaleza. Fue así que en la segunda década del siglo XX inició el camino de exploraciones sistemáticas por las zonas andinas y marítimas de la Patagonia y Tierra del Fuego, en un contexto de una geografía bravía, de condiciones inestables y de un clima hostil propio de la zona.

De Agostini extiende su última colosal empresa de exploración geográfica donde puso particular interés en el sector andino más boreal de la Patagonia meridional: Campo de hielo sur y el Cerro San Lorenzo, segunda cumbre más alta de la cordillera de los Andes australes, en la región de Aysén. Su objetivo era el estudio de las características orográficas del conjunto de montañas y el intento a la cima, aunque sin alcanzar la cumbre principal, dando inicio, en 1937 a una serie de exploraciones al interior cordillerano que se extenderían hasta 1942, en las que realizó registros fotográficos y bitácoras con descripciones de la presencia humana pionera, la explotación económica y la acción colonizadora en la zona sur de Aysén. Fue testigo de las dificultades que enfrentaban los pioneros para subsistir y progresar en una zona aislada. Un esfuerzo que era necesario e inevitable, que observó e inscribió desde las voces de los protagonistas de esta odisea para habitar Aysén. El último viaje notable lo realizó a fines de 1943 con la intención de subir el Cerro San Lorenzo. Fue el primeo en hacer cumbre, a la edad de sesenta años. 

Su trabajo contribuyó al conocimiento de la geografía chilena, y ha colaborado para dar cuenta de las formas de vida de la sociedad campesina del territorio del San Lorenzo y la cuenca del Baker, que es fundamental para el contexto e importancia de nuestro trabajo. La difusión y divulgación realizada a través de sus viajes y exploraciones ha recibido reconocimiento y valoración transversal, por las comunidades locales, autoridades y el ambiente académico científico. Gracias a su interés geográfico, etnográfico, y al uso de registros fotográficos y relatos escritos fue descubriendo los rasgos particulares de la Patagonia y Tierra del fuego, impulsando el interés por el conocimiento de estos territorios.